Despedida Diego Romero Ponce, amigo, colega y confidente, despedir a alguien, siempre es triste, despedir a un amigo, un colega, un liceano de corazón es terrible...

 

Hoy con mucha pena nos toca despedir a Diego Romero Ponce.

 

Un colega que marcó por 8 años a muchos estudiantes y quienes hoy lo recuerdan con cariño, con amor.

 

Hablar de Diego, en lo personal, me llevaría días o meses. Una amistad que surgió hace 10 años, cuando llegaste a reemplazar a una colega por su pre y post natal.

 

Hablar de ti, es recordar risas, café, un cigarro, canciones de Silvio, el Viejo Rancagua, donde muchas veces tomaste una guitarra y cantaste.

 

Hablabas de tus sobrinos y de que no querías que te dijieran Diego, sino que "tío Diego"

 

Muchas veces conversamos de lo humano y lo divino, arreglando el mundo. ¡De lo feliz que eras al tener tu casa propia! Cuantas anécdotas juntos en giras de estudio. Lo nervioso que estabas al tener que licenciar a tu primer cuarto medio y de molestarte con que "el novio de la torta se había arrancado", por lo chiquitito que eras.

 

Siempre me apoyaste y estuviste para los que consideraste tus compañeros de trabajo y tus amigos y amigas.

 

Siempre respetuoso y amable con todos y todas en la comunidad liceana.

 

Hoy me pregunto si necesitaste más de mí y no me lo dijiste. No me di cuenta de cuanto apoyo y contención necesitabas de tus amigos y te pido me perdones. Pero hoy no es momento de cuestionar lo que pudo ser y no fue. Tampoco es tiempo de juzgar tus decisiones.

 

Me quedo con ese día 11 de agosto, día en que te vi por última vez en la casa de tus papás. De ese abrazo apretado que nos dimos al salir de tu casa y de tus

 

palabras que fueron un "gracias Kary" Solo nos faltaron más abrazos, celebraciones y cantos de Silvio.

 

Te recordaré cada vez que escuche Óleo de una mujer con sombrero, o bien, como lo hablaba con Lorena ayer, alguna de Bacilos, Caraluna o Tabaco y Chanel.

 

Amigo, no te quepan dudas que tus amigos y amigas estaremos al lado de tus papis, a quienes amaste siempre.

 

No olvidemos que las personas mueren cuando les olvidamos, pero nosotros no te olvidaremos.

 

Te abrazaré con mi corazón, mi alma y mi espíritu por siempre mi querido amigo, confidente y colega Dieguito.